Biografía de Luisa Carvajal y Mendoza
WEBMASTER: Justo Alarcón


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LUISA CARVAJAL Y MENDOZA
(1568 – 1614)

Nació en Jaraicejo, Extremadura y murió en Londres. Aunque murió relativamente joven, su vida fue de una actividad asombrosa y muy polémica. De niña quedó huérfana y unos tíos suyos la llevaron a vivir con ellos a Pamplona. Allí mostró, desde muy joven, inclinación a una vida de santidad. De familia pudiente y, posiblemente emparentada con la noble familias de los Mendoza y Carvajal, parece haber heredado una cuantiosa fortuna.

Esto le permitió poder viajar mucho y emprender varias obras, que resultaron ser causas religiosas que ella acometió hasta la muerte. Entro las muchas causas que tuvo, una fue la de fundar una colegio para Jesuitas en los Países Bajos (Louvain, Bélgica), entonces bajo la tutela de España. Allí permaneció ella hasta la expulsión de los Jesuitas del Imperio.

Estando en Pamplona, y a la muerte de sus tíos, con la servidumbre que tenían ellos comenzó una asociación religiosa. Doce años más tarde, a instancias suyas, y con la venia de su confesor, emprendió un viaje a Inglaterra. Una vez allí, volvió a establecer otra asociación o grupo de mujeres para dedicar sus vidas al servicio del prójimo y a alabar a Dios. Parte de las actividades religiosas, era la de visitar hospitales y convertir gente (protestantes en este caso) a la religión católica. Esto causó muchas contiendas en Londres, hasta tal punto que más de una vez estuvo presa por dichas actividades, con el peligro una vez de ser ejecutada. Algunos creyeron que ella estaba conspirando contra el rey inglés James I y su Parlamento. Gracias a la intervención del embajador de España en Londres, en lugar de la ejecución, le permitieron salir del país. Pero, antes de poder volver a España, murió a la edad de cuarenta y seis años.

Su obra consta de una Epistolario bastante extenso, dirigido a varias personalidades importantes de su tiempo y de una colección de poemas, también extenso. Como se puede deducir de lo anteriormente expuesto, la temática de toda la obra de ella es eminentemente religiosa. En cuanto a poesía, ensayó todas las formas que se usaban en el barroco, o sea, las tradicionales letrillas, décimas, romances, liras, redondillas, villancicos y, por otra parte, también escribió octavas reales y sonetos. Aunque no parece ser que su obra literaria haya adquirido renombre en su tiempo, época de grandes literatos, su misticismo sigue la corriente ya establecida por San Juan de la Cruz, Santa Teresa y, hasta cierto punto, por Fray Luis de León.


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