Poemas de:
Manuel Lozano
************************************

************************************

"ANFITEATRO DE TODAS LAS GRACIAS"

***

PROPICIATORIO CON UNA GENEALOGÍA DE LLUVIAS 
Para Nélida Piñón 

Debajo de los tules viene el humo. 
Detrás de las puertas me abrigo al sol 
de un aliento que sube por mis días. 
La memoria de las lluvias ya está aquí: 
¿A qué invocar lo exhumado, escalofrío? 
Las escamas rasparían el ácido lechoso 
donde lees tu orgía, tu ágape, tu llanto. 
¿A qué llamar a las matronas de la sumisión? 
El miedo es una cerbatana que no arrojo. 
El hambre, un río de sonajas vacías 
en un cuerpo llagado.
Acaso la araña tenga sed sobre la tierra. 
Esta lluvia feral borra las tumbas, 
labra mi cuerpo de arder hasta el principio. 
¿Es que atisbas un velado nombre bajo diamantes, 
el sacerdocio líquido de tus hijos? 
Oculto la negra pelambre en este manto. 
Entonces mi boca –la habitada- dice 
el boscoso amor y su desierto. 



CÉFIRO

Un memorial de escombros vuela en este reino. 
El velo ingrato colma de heridas 
en la ausencia tu tatuaje. 
-¿Cómo llegaste al jardín de presagios- 
balbuceas con dibujos, casi rezando. 
-¿Con quién gastas el pelaje de un corazón 
con manchas del incesto?- me contestas. 
Si son raíces las que amparan 
la tenebrosa, intolerable claridad de mis plumas. 

 

NADO SOBRE VOLCANES 

¿Cuál es el artificio
arrastrándote de boca en boca, 
de vestidura en piel,
de estigma en voz,
de cicatriz en acecho (voluptuosa) 
hasta el cáliz sucio del espanto? 
Esclavo del milagro
manoseo pelajes, indubitadamente 
blasfemo carcajadas:
Desentierro la fiebre.
¡La exasperada rotación de presagios! 
Vacío suntuoso.
Alba fogata donde duermes. 
¿Que no sabes de su lepra y de sus reinos? 
Por qué fui el luto lila
en la cara humillante del tirano? 
Nadas sobre volcanes.
Te fueron destinadas
las orgías del hambre y del amor. 




UNA FÁBULA ANTIGUA 

Hasta que llegues
entraría en el muro guardador de las lágrimas, 
nítida enredadera.
Con una calcomanía de infierno 
prometería convertirte en lince, 
en impostora, en madre hiena. 
Pero tu querrías fidelísima ser perro 
para lamerme las heridas. 



 
ODÍLICA 

Ese mismo viento cadavérico alberga un rostro 
de tierra, de piedra cóncava al sol. 
¿No oíste pasar su aliento 
como amuleto fluvial de los odílicos? 
La huella quiebra el mármol. 
En esta cumbre me fulguras. 

 


EL ARCO IRIS LUNAR 


Con un trineo lila entro en la fiesta, 
en la aberrante jungla de los otros. 
Mañana será tarde: 
No habrá piadosos amuletos transformados, 
ni estambres de la sumisión, 
ni el paso astuto de alacrán entre columnas rotas. 
¿Qué madrigal de las tumbas muy lejos de las vidrieras 
donde espías al niño velador de tu fósil? 
Fósil debajo de las lluvias enceguecidas, fósil 
despavoriéndome en rosario de coronas casi invisibles. 
¡Allí llegaste con tu rueca enjambre, vieja de la escarcha! 
Hube perdido el conocimiento de ese mundo falaz. 
Tajeé y tajeé y tajeé todas las puertas 
mientras subía en el naufragio de mi raza 
aferrando contra esta piel las hilachas de un perfume, 
el desvelante corazón de un relicario abierto. 
Herido de mandrágora tu pacto. 
Miro de nacer por la escondida noche 
la perfectísima llaga vagando en los jardines. 
Estas genealogías donan el imaginado ácido del dios 
y encienden lámparas de carnaval. 
¡Bienvenida la disfrazada de espectro, 
carcomida de encantos ridículos tu sombra! 
El colibrí traga arena tibia (traída de los sueños) 
para borrar de estas manos los estigmas tan crueles. 
¿Por qué he de volar así? 
¿A qué este suavísimo celeste en las tinieblas? 
Queda cerca tu adiós.
Ya dejas los cristales rotos, los desprecias 
como desprecias la traición del amor antes del alba. 
Sólo el adiós se recupera de este lado. 
¿No escupo el fuego de mi sola agonía hasta el desdoblamiento 
de Adán en lepra, de barro en liquen? 
¿Es que no asciendo al tiempo de las hijastras caídas? 
No encuentro diluvio hacia arriba 
más que el sello de mi profanación. 
La luz es impostora.
El traje es impostor.
Quema el silbido de esta boca en los hierros. 

 


MARIONETA EN SUBURBIA 

Con cruz de luz enceguecida, a la puerta del vacío, 
ardiéndome sobre las babas de tu historia.
Vamos, nácar deshojado.
El abandono te brota fingida lluvia de piedra. 
Que pase este murmullo.
¿Ves desde la cumbre
las parvas de la vasta pantomima? 




GENEALOGÍAS 

a Gloria Margarita Dávila Espinoza 

Porque éste es tu reino: 
Pezuñas y pelos y pus sobre las posesiones. 
Lo que derramas
ya está escrito en mis ojos. 
Lo has visto desde antiguo: 
Me palpas, me salvas, me redimes. 
Porque éste es tu credo: 
Hurgar con las pupilas rojas en la nieve negra. 
Lames sin asco el corazón de otra muñeca: 
¿Le calientas un ataúd con tus manos? 
¿Pero le pintas una puerta silenciaria 
para entrar en la fiesta? 
La llagada buscaría un hacha de sangre 
En el cerebro de una rata. 
Porque tuyo es el reino.




RADIANTE EN AGUA UMBRÍA 

Lo más terrible es que pensamos. ¿No es enloquecedora la soledad del hombre: único ser pensante en medio de los mundos? 

Pieter van der Meer de Walcheren, Nostalgia de Dios 
Para Liliana Herrero, voz taumaturga 

Primer nocturno de Oficio de Tinieblas, /pídeme.
Se oyen soledades en el jardín desierto 
y araño y tajeo las puertas 
que un día abrirán en mí lo inhabitado. 
La liturgia es despiadada: 
las catedrales muerden en el linde del planeta 
la certidumbre de los huesos. 
No puedes saciarte de contemplar así 
el cruel anfiteatro de revelaciones. 
Como el ave fénix intrauterino que te comiera 
la piel hasta el cansancio, 
la piel hasta el tatuaje, 
eres la costra final de la melancolía. 
¿Por qué vagué en el agua negra 
con todo el humo del pasado 
y la extremaunción de los verdugos? 
He de salmodiar un reino de paciencia: 
chimeneas, murallas, pizarrones. 
¿El éxtasis fue torbellino 
en la sombra soplada del comienzo? 
Suntuosa, esta soledad
separa las aguas con tu musicadora lengua 
para juntar mi sangre a viva luz del grito. 
Sosías de los nacimientos falsificados, 
no caigas en el barro de medusa. 
Guarda el canto milagreante de la hierba. 
Guárdame en Shakespeare, en araña-dios, en 
/hervidero.
El reino está inclinado: 
se inclina a la sangre.



CERAUNIA

Vi también lo que parecía ser un mar de cristal 
mezclado con el fuego. 

                                        Apocalipsis 

La invocación es perfecta. 
Un árbol salvaje en la estación de las lluvias 
anuncia con amarillo de cadmio y sangre 
quemada lo que fue de tus padres 
en el viejo desierto. 

Ya no hay nostalgias
en esta pluma leve, escapular 
hacia la forma exacta
del nombrar sumergido
tatuaje yacente en la apariencia. 

Socavas magnificencia
en los pequeños latidos de un ataúd 
huérfano de milagros;
Incubas una hija arrancada 
a rayo de una pesadilla.

La infancia juega a los dados: 
y es tu muerte la que gime, 
y es tu muerte la que mira 
con alucinación final
el salto giratorio en trapos de lamé. 

¿Habrá un abecedario
con que contar hacia atrás 
la feral travesía de esta niña 
llevando a su hija 
como a una muñeca rota de otro mundo? 

Esta sombra de sombras
vuelca en el caleidoscopio 
un memorial de engaños.
Ni mi hija es mi hija:
ni yo seré esta hijastra. 
Comía de los buitres blancos 
con la unción de los pobres 
en los largos vestíbulos. 
¿Pero cuándo veré el invierno 
inventándome huella de sal? 

Te apartan de ese nido.
En los cimientos de una telaraña 
gritan las crías.
¿Y que naceré 
con huesos de catedral en mi boca? 


Un aleteo se rasga.
Los dioses ya caminan en el mundo. 
-Que me quiten las coronas, 
que te roben el bálsamo-. 
La fábula es perfecta.



NUNCA DIJISTE QUE ME REIRÍA 
EN NIEBLA

Intelectos naturaliter desiderat esse semper. 
Baruch de Spinoza 

Querían retornarte a la cama feroz de los durmientes. 
Quebraste la cruz, el vago viento 
en un cielo de engaño.
¿Por qué aludir a un verosímil carnaval 
si los estigmas crecen en tu traje vacío? 
Saca al sol de la piedad
el altar de caléndulas mirantes, 
la musicadora lengua del jaguar, 
las escamas de la última espera, 
la astucia del calvario,
el oro de sus crías.
Vete con ellos.
Recíbelos hasta la exultación: 
hasta la tumba del desprecio. 
¿Qué bestias dicen el mismo nombre? 
¿Siempre la carne cubrirá este vuelo? 
Máscara: larva de un retrato, persona, 
anestesia en círculos de un alarido. 
Nunca dijiste que me reiría en niebla. 




TIGRE QUE VUELA

Sorbida es la muerte en victoria. 
                         1 Corintios, 15:54 

Hay una reina que nace en los combates del día. 
El rey aguarda entre las brasas brevisímas 
la imantación de una criatura al viento. 
Ahora los dos sepultan realidades que sangran 
en la vasta pantomima del mundo. 
Mudanzas del vuelo (fisuras que te engendran), 
esta luz sumerge en carne escalofriante 
de arañas y de altares.
¿Y cómo entrarían las garras a tu conciencia: 
hacha de jade, hacha de hueso, diente ritual? 
La piel estalla por los escalones. 
En risas subes el Templo de las Dos Cabezas 
tajeando el iris con mi cerbatana de narcisos. 
Animal de las tumbas, profáname. 
Diuturnidad en los portales de Comizahualt. 
Corónate con antifaces de escarnio: 
así verás brillante la vasta pantomina. 
En la semilla labro el fuego, el alabancioso liquen 
y las caras de otro insomnio. 
¿Y este alarido? ¿Y estas crías llagadas? 
Un vuelo nupcial es mi sobreviviente. 



ANFITEATRO DE ANATOMÍA 

Cartílagos de la noche, adormeciéndose, 
ofrecen en este altar
la persistencia feroz de la memoria. 
¿Cómo una incisión tras el enjambre? 
Procesiones veneran el umbral giratorio. 
¿De ese ritual exhumas
un salterio con labios de cráter de murciélago?
Sube la sangre de Avicena 
por las escalinatas locamente tardías: 
“-De esta luz me envuelves, 
de esta luz me sepultas.” 
Tiemblo el temor en las arterias del mamífero 
ardiendo en neardenthal y en homo sapiens. 
Carbones fríos entran en la boca del cisne. 
¿Qué muro dentro del muro guarda este cráneo, 
tejiendo las sinapsis del error como un torrente? 
¿Adónde el rostro de Vesalio 
fecundador de diamantes?
Porque la herida es de barro 
y serpentea (siglo a siglo) su impostura de bilis. 
Cada herida traicionará las sublimes 
hilachas del nacido.
Por eso abro el corazón. 
Abro este fósil.
Abro el tatuaje.
....................................................

Autor:

Manuel Lozano
Buenos Aires Argentina.

***
Vuelta a la Página Principal