Poemas de la gran poetisa
Josefina Plá

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El precio de los sueños

El viajero

...Y, de pronto, el viajero
surgió. Sobre el sendero
sus pies dejaban pálido,
fosforente reguero.
 
Vio mi mano en oferta,
y dijo: -¿Es para mí?-
(Yo no sé si despierta
o en ensueños le oí).
 
...Extasiado, mirándole
los ojos, se lo di...
¡Poder no pensar,
poderse abandonar,
como el pétalo al viento,
como al fuego el sarmiento,
como la astilla al mar!
 
Caminito escondido
Caminito escondido
que te embozas en sombra
y con grama te alfombras,
y al silencio haces nido:
 
Caminito escondido:
eres humilde y breve,
y tu surco es muy leve
entre el bosque tupido.
 
Medio sol de mañana,
un poquito de luna,
un hilo de fontana,
son toda tu fortuna...
 
¡Poco tienes, sendero
enflecado de sauces,
mas tú sabes, camino,
que breve, pobre, austero,
en sombra, eres el cauce
de un designio divino.
 
También yo sé, camino
que, aunque corto y umbroso,
te vio el dolor celoso
y el amor adivino;
 
que alguna vez, acaso,
pudo encontrarte al paso
el hada de la suerte,
 
y que, en noche sombría
o en el claror del día,
te sabrá hallar la muerte!
 


El amor realizado

XII
El amor realizado es un sorbo de muerte
que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
más triste y más sedienta, la boca que nos deja.
 
Dentro del corazón, alárgase una sombra
cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
del imposible anhelo la trémula saeta,
y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
ante la planta laxa la cansadora meta...
 
Amor: perfecto guía para ir al encuentro
del dolor apostado al fin de cada senda...
 


Sueño
XV
A María Delgado Rodas
 
...Sueño que fuiste impulso de mi latido,
y alas en mi anhelar:
Te mata la vida que nutriste,
como la flor el fruto nacido de sus galas.
 
Afán que me hechizaste de tan triste,
pensamiento clavado
en mis frágiles pulsos; estilete sutil:
a esa punta que hincaste pereces, traspasado.
Loco sueño disuelto en mi sangre febril:
¡esa sangre te ahoga!
...Morir te miro, ensueño
que fue yo toda -como fue tronco toda hoguera,
y charco toda nube- en un trasvasamiento
imperceptible, blando, como un deshojamiento de rosa,
en un temblor de atravesada mariposa.
 
Morir te miro, ensueño,
como el árbol mirara arder el vicio leño
cortado de su rama, o pudrirse la hoja
 
de cuyo muerto libre saldrá la yema roja.
Morir te miro, ensueño,
y tu postrer tristeza es ya casi alegría,
¡y tu último suspiro es ya casi esperanza!
 
...Hoja muerta, que vuelves a la tierra madura:
¿en qué capullo nuevo, húmedo de ternura,
renacerás mañana, ensueño en agonía...?
 
Fuimos, en sueños compañeros
Fuimos, en sueños, compañeros:
la vigilia no nos unió.
¡Sólo en los sueños traicioneros
su pie a mi paso se ajustó!
 
Labios gemelos en el ansia:
¡no unisteis nunca vuestro ardor!
Pupilas, astros de constancia:
¡nunca rimasteis un fulgor!
 
Jamás la diestras se estrecharon;
los labios sedientos no hablaron;
pero el juramento existió.
 
Nunca las bocas se besaron;
¡de los besos que no quemaron,
brasa fue el doble corazón!
 
 
Soy

Carne transida, opaco ventanal de tristeza,
agua que huye del cielo en perpetuo temblor;
vaso que no ha sabido colmarse de pureza
ni abrirse ancho a los negros raudales del horror.
 
¡Ojos que no sirvieron para mirar la muerte,
boca que no ha rendido su gran beso de amor!
Manos como dos alas heridas: ¡diestra inerte
que no consigue alzarse a zona de fulgor!
 
Planta errátil e incierta, cobarde ante el abrojo,
reacia al duro viaje, esquiva al culto fiel;
¡rodillas que el placer no hincó ante su altar rojo,
mas que el remordimiento no ha logrado vencer!
 
Garganta temerosa del entrañable grito
que desnuda la carne del último dolor:
¡lengua que es como piedra al dulzor infinito
de la verdad postrera dormida en la pasión!
 
Haz de inútiles rosas, agostándose en sombra,
pozo oculto que nunca abrevó una gran sed;
prado que no ha podido amansarse en alfombra,
¡pedazo de la muerte, que no se sabe ver!
 


Amanecer
A Gastón Figueira
 
La mañana irisada, como fino cristal
se curvó sobre el ancho campo reverdeciente.
A la abismal succión del azul transparente,
agriétase la carne de un ansia germinal.
 
Y a la blondez purísima de su desnudez tierna,
la mísera corteza se nos cuartea en congoja,
y un sollozo nos sube desde la honda cisterna
en sombra donde el párpado su penitencia moja.
 
El dolor de las alas imposibles
nos curva más bajo el cansancio irredimible
que se adhiere a la carne dolorosa:
y en la punta de una hoja, radiante y temblorosa,
la
gota de rocío
nos finge aquella lágrima inefable
en que, por fin, pudiera el alma miserable
volcar la última gota amarga del hastío.
 
 
La raíz y la aurora


Tus manos

De las más hondas raíces se me alargan tus manos,
y ascienden por mis venas como cegadas lunas
a desangrar mis sienes hacia el blancor postrero
y tejer en mis ojos su ramazón desnuda.
 
En mi carne de estío, como en hamaca lenta,
ellas la adolescente de tu placer columpian.
-Tus manos, que no son. Mis años, que ya han sido.
Y un sueño de rodillas tras la palabra muda-.
 
...Dedos sabios de ritmo, unánimes de gracia.
Cantaban silenciosos la gloria de la curva:
cadera de mujer o contorno de vaso.
 
Diez espinas de beso que arañan mi garganta,
untadas de agonía las diez pálidas uñas,
yo los llevo en el pecho como ramos de llanto.

1939
 
 

Imposible

Vaciarme de paisajes, olvidarme caminos,
reedificar el arco de tu desnudo día.
Borrar tus ojos, sendas de mi llagado sueño,
y engriar en mi sangre tus dos terribles manos.
 
(...La estatua que he vaciado en soledad, volverla
raíz y musgo en tierra, canto y ala en el aire).
 
...O, en la antípoda lluvia de mi aherrojada llanto,
hacer cantar el muerto pájaro de tu beso.
Tornar a las cenizas las flechas de la llama,
reenhebrar en las venas el hilo del suspiro.
 
Y del dolor crecido, monstruo y criatura mía,
hacer de nuevo aquella sonrisa que en tus labios
me bautizaba tuya, con el nombre más mío.

1939
 
 
Concepción

Me tendrás a tu lado. Me besarás. Y luego,
como al moreno cántaro que espera al fin del surco,
a mi sumiso cuerpo se alargarán tus brazos.
Se saciará tu sed: la exigua sed de un hombre.
 
De mi lecho después, en largas madrugadas
hacer creerás el blanco camino del olvido.
Y sin embargo, ciego piloto de mi entraña,
conmigo habrás llegado por una noche sola,
 
a la encantada playa donde no está tu muerte.
Por el nocturno río caliente de mi sangre
irán tus ojos lejos, para jamás volverse,
tu voz prenderá en roca para perennes ecos.
 
Tú no lo sabes, hombre, tú no lo piensas, ciego.
Esta noche mi cuerpo será, ¡oh antiguo nauta!
el puerto de que zarpen las naves de otra aurora.

1939
 
 

Cómo

Ay, cómo abrirte este dolor de llaves,
en soledad de pulso amurallado.
Lo que ya se llevaron, cómo darte,
sueño, renunciación, ausencia, olvido.
 
Cómo franquear a tu claror las puertas
tras las cuales murió crucificado
cada latido virgen de tu nombre,
desposado no obstante de tu imagen.
 
Cómo agotar la senda de la ausencia,
el rumbo del viaje jamás hecho,
las jornadas cautivas del suspiro.
 
Ay, cómo en ascua recobrar ceniza,
y de la piedra absorta hacer el nardo
que se encienda a la orilla de tu sangre...

1953
 
 
Desde cuándo

...¿Desde cuándo marchabas a mi lado,
desde cuándo...? Tus pasos
¿desde cuándo, en la noche, aproximándose,
ocultos tras de cada latido...? ¿Desde cuándo...?
 
¿Desde cuándo, en la noche, por los valles sin nombre,
rastreando mi angustia?
Y tras de cada puerta abriéndose, y de cada
recodo el camino, ¿desde cuándo?
 
¿Desde cuándo tus sienes en las salvias
del reposo tranquilo?
¿Desde cuándo tus brazos en los cálidos ramos
del viril eucalipto, bajo las siestas altas?
 
...¿Y desde cuándo el pedregal desnudo;
desde cuándo el desierto irredimible?
¿Desde cuándo la brasa los párpados;
esta sed, desde cuándo?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
...¿Desde cuándo este siempre irrevocable;
esta muerte creciendo, desde cuándo...?

1953
 

 
Desnudo día

En el paisaje nuevo
En el paisaje nuevo en que estarás conmigo
reposará la tarde como una flor caída.
 
Nos habremos deseado
tanto, que el beso habrá muerto.
 
Yo lo veré en tus ojos, maduros de otra sombra.
Ojos de un valle ausente. Ojos con otra luna
 
Entre los dos corazones
llorará tu voz
antigua.
 
...Una tarde peinada con una raya oscura.
Tú tendrás la mitad más dulce de la vida.
 
Las camelias de tu boca
morirán en otro tiempo.
 
...Y aquella tarde mía, ya no será la tuya.

1936
 


Trópico

Amargas lunas mates de estero hechizan, muertas,
noches de frutos altos y de tácitos vuelos.
Ríos de cocodrilos y de tortugas lentas
descaman las estrellas de un calcinado cielo.
 
En urgencia arterial, por roja tierra tibia
discurre el agua madre de las inundaciones,
mientras corolas túrgidas como sexos encienden
la lámpara votiva de las insolaciones.
 
Carnívoros estambres, piedras que encierran astros;
troncos que se hacen nudo mortal bajo agua quieta;
peces de aguda voz, aves de mudos rastros.
 
La Cruz del Sur, guardiana de sus misterios, arde,
cual cifrando en su acorde de siderales neones
la música del mundo en su primera tarde.

1938
 


Sueño de sueños

Secreta noche herida de menguante
cae donde no hay agua ni tierra.
Marcha a cortar el filo de la luna,
mis raíces, que están donde no estuve.
 
...Traerán mi corazón, negra violeta
que se durmió en la orilla de otro sueño.
Lo he de llamar y no sabrá su nombre.
Me ha de cantar, y no he de comprenderle.
 
Y llevaré, camino en mediodía
de veinte cielos con opuestos soles,
mi angustia en veinte voces sin mi sangre.
 
He de llorar mil años sin mi llanto
y he de dormir mil años sin mis ojos
noche con veinte pétalos de luna.

1938
 


El soneto de tu voz

Blanda en mi entraña, como tibia lluvia,
beso aplastado corazón a vena;
tiembla en mis ojos, como sol en río
tañe en mis pulsos dolorida plata.
 
Pincel que te dibuja estremecida
rama en el agua azul de mis anhelos
pasa por mí, y se lleva mi dulzura
como un rayo de luz que fuese abeja.
 
Ave a quien le nací con viento y nido,
su ala sabe el curso de mi arroyo,
y en el ángulo agudo de su vuelo
 
-punta de corazón hiriendo en flecha-
una gota de sangre nueva siempre
recarmina las rosas del deseo.

1939
 
 
Rostros en el agua

Todo comenzó en el espejo

Todo comenzó en el espejo.
En la palma indiferente del agua
la nube fingió islas, cimientos el arco iris.
Todo comenzó en el espejo.
En el cielo engañifa de la charca
la rama empolló el huevo de la luna;
cosió el pájaro un velo con costura perdida.
 
Todo comenzó en el espejo.
La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;
la luna escribió música que no despertó a nadie.
 
Y en el espejo una mañana
reconoció el viajero su secreto fantasma,
se vio pómulo y sien,
pupilas de agua para siempre cautiva,
frente como una lápida de sí mismo.
Se vio por fuera, se olvidó por dentro.
Y comenzó a clasificarse
según color y pelo.
 
Y los amantes murieron por él dos y tres veces,
y los viejos gustaron anticipada la agonía,
y el hombre del color perdió patria y amigos,
y la belleza vendió a su esposo el sueño.
 
-Todo comenzó en el espejo-.
 


Tan sólo

...Tan sólo una mirada,
una pupila sólo para todas las cosas.
Para la aurora y el ocaso,
para el amor y el odio,
para el amante y el verdugo,
la paloma y la víbora,
la estrella y la luciérnaga.
 
Solamente unas manos
para el cáliz y el látigo,
para la rosa y para el cacto.
Solamente unas manos
para la arena y el rocío,
para mecer la cuna,
y acariciar la sien del esperado,
y abrir el último agujero.
 
Una boca tan sólo
para el beso y el grito
y para la oración y la blasfemia.
Para el suspiro y la mentira,
para el perdón
y la condena.
 
Y tan sólo una sangre
para escuchar el tiempo,
para regar los sueños,
para comprar la herida y la agonía,
y destilar las lágrimas.
 
Ah, tan sólo una sangre
una boca, unas manos,
una mirada solo.
 


Déjame ser

Deja llevarme mi última aventura.
Déjame ser mi propio testimonio,
y dar fe de mi propia
desmemoria.
Déjame diseñar mi último rostro,
apretar en mi oído los pasos de la lluvia
borrándome el adiós definitivo.
 
Déjame naufragar asida
a un paisaje, una nube,
al vuelo humilde de un gorrión,
a un brote renaciente,
o siquiera al relámpago
que abra en dos mi último cielo.
 
Sujétame los brazos.
engrilla mis tobillos,
empareda mis párpados.
Pero tatuada una flor en la pupila,
crucificada un alba debajo de la frente,
acurrucado un beso en la raíz de la lengua,
déjame ser mi propio testimonio.
 

 
Las puertas

...Un cerrarse de puertas,
a derecha e izquierda;
un cerrarse de puertas silenciosas,
siempre a destiempo,
siempre un poco antes
o un momento demasiado tarde;
hasta que solo queda abierta una,
la única puntual,
la única oscura,
la única sin paisaje y sin mirada.
 
 
Invención de la muerte

Esa sombra
La veréis alargarse cada vez como un agua vertida
sin remedio
como un manto cayendo despacio de sus hombros
como si fuese él mismo arrepentido que quisiera
volver sobre sus pasos
-reptil de limpia muerte sin cadáver-
 
La veréis ahilar su arroyo
sobre un suelo
por siempre horizontal a la aventura
 
Y será también la única10
que dormirá con él reconciliada
con la sombra total
de que se desgajó
enemiga de todos los espejos un día.
 
 

Nadie le empuja

Nadie le empuja Nadie lo retiene
nadie le advierte nadie le cede el paso ni le espera
 
Indiferentes
le ven pasar con su sentencia
oculta como un zorro robado en la cintura
royéndole hasta el hueco de los dientes
 
Nadie le impide el paso ni le espera
porque todos quisieran ser los últimos.
 
Nadie le toca. Nadie
le empuja. Llega solo
llenándose sin nadie del silencio
de todos los que llegaron antes
tapiándose de nombres olvidados
y de palabras sin respuesta
 
Llega solo
nadie le empuja nadie le retiene
porque todos quisieran ser los últimos
 

 
De noche

Pasos
De noche
En una noche cualquiera
Bajo la noche Pasos, que tendrán la misma
 
medida de tu pulso
Una ráfaga leve pasará presurosa
alertando a las hojas para un color distinto.
Y se arrepiente el álamo de levantar tan alto la cabeza
y el agua de su júbilo por correr cuesta abajo
Y queda al descubierto el hueco
por el cual caen todos los latidos
Pasos que sonarán como reloj que se despierta
de su sueño enmohecido
señalando una hora que ya no es de este tiempo
Los pasos de quien vuelve a reclamar su casa pedir
 
su vieja cama
la percha abandonada donde colgó su último anhelo
una noche cualquiera Por la noche
Los pasos desde un sótano que nunca hemos abierto
Pisadas por las cuales pasan
de largo todas las visitas que aún se esperan.
Pasos que volverán De noche Cualquier noche bajo
 
la noche... Pasos
 


Aprenderás que hay muertos

Aprenderás que hay muertos diferentes
Los hay inquietos como luciérnagas ingenuas
despertando a la noche para un juego de luces que
sólo
existen en su sueño
y son tan inocentes que no debieran haber muerto
 
Los hay indiferentes como cruces caídas cara el cielo
porque no esperan ya ni el recuerdo que se echa
como un mendrugo al perro desahuciado
 
Muertos un poco locos de esperanza Los muertos
que creen en la palabra que les dieron
y que acercan su oído de arena a los vientos nocturnos
esperando escuchar su nombre en toca de otros muertos
 
Muertos de ceño torvo Los muertos acreedores
que no quieren saber que han muerto muerto muerto
y pegan sus manos como estrellas de un hueco mar
sobre el
pecho del durmiente
y desvían un poco en el reloj del corazón la manecilla
 
Muertos ya todos polvo Muertos ciegos de muerte
Muertos de sí mismos vaciándose
que están ya más cerca que nadie de la vida
 
 
Satélites oscuros

...Y esta fue la tarea
...Y esta fue la tarea. Y fue la empresa esta
Crear tus propios amos tus tiranos ocultos
Con tu más delicada sustancia vaciar los duros labios
que habrán de sentenciarte
las manos implacables que apretarán tus grillos
Suscitar uno a uno los fantasmas sedientos
que tan solo tu sangre aplacará en lo oscuro
Crear tus propios cómitres alimentar el músculo y el
nervio
de tus propios verdugos
hasta hacer de tus nervios el látigo de tus labios
cuchillo
martillo de tus pulsos que remache las cuñas
Despertar en tus venas uno a uno
los sabuesos que habrán de vigilarte
entregar una a una las llaves que abran paso
a huéspedes sin rostro
que en largos conciliábulos al pie de tu silencio
torcerán los cordeles apretarán los nudos
Esta fue la tarea Venderse cada día
por un platillo de lentejas
por un licor impuro
hasta que enajenado
el mundo de tus sueños hasta sus hitos últimos
empezará tu propia cacería
 
...Este fue tu designio
Esa fue tu tarea lenta pero segura
 
 

Libre

Libre para nacer sin elegir el día
libre para besar sin saber el porqué esta boca y no otra
libre para engendrar y concebir lo que ha de
traicionarte
libre para pedir lo que después te será inútil
libre para buscar lo que mañana ya no tendrá
significado
libre para morir sin elegir el día
libre para pudrirte sin escoger el sitio
libre para volver al polvo sin memoria
libre para seguir el rumbo de la raíz pequeña
libre para mirar al sol que no te mira
 Libre para nacer sin elegir el día
 

Unos labios

Nunca playas más resbaladizas
nunca acantilados más subitáneos
nunca peldaños menos seguros
nunca grutas más dadas a cobijar serpientes
nunca ríos de más traicioneros vados
nunca lagunas de más fondo
nunca tambladerales más hábiles para tragar sus víctimas
 
Y un gemido los cierra para siempre jamás
y se llenan de tierra como una maceta oscura
y les crece en el centro la implacable respuesta de una
raíz
Y sus gritos más largos convergen en la punta
de una brizna minúscula de verde
 


Heredero

De la sal y del musgo del ala y de la espuma
del sol decapitado que amarillea las frutas y las hojas
y arremete al guijarro a mediodía
con su ariete de fuego y de silencio
a través de mi sangre
 
De las auroras solitarias
y los ocasos que son como sentencias
de las nocturnas lluvias cautelosas
con su andar de ladrón sobre el mundo dormido
de todos los paisajes que no he visto
de los itinerarios olvidados
a través de mi sangre
 
De la advertencia insomne del mar y el vientre rubio
y siempre estéril de la arena
del viento que en la noche confidencia su antigua
paranoia
del ancla nimia de esperanza del creciente
en tardes en que la paz es una luminosa inverosímil
a través de mi sangre
 
Del sexo que nos hierra por rebaños del tiempo
y del deseo creciendo como musgo en la sombra
a la orilla de un pozo solitario
de la mentira involuntaria
y la verdad en aborto perenne irremediable
a través de mi sangre
 
De la esperanza nunca ahíta
de la tristeza nunca satisfecha
del sueño siempre en deuda
del amor como traje hecho
del dolor de morir del dolor de estar vivo
del no poder morir a la medida
de un vivir suficiente
a través de mi sangre
serás el heredero
 

 
Summa

...Ahora es el otoño
El tiempo de las abdicaciones
el tiempo de las nubes fugitivas como banderas en
derrota
el tiempo de la alegría vacante creciendo dondequiera
entre un suicidio unánime de hojas
y un emigrar de pájaros correos
hacia antiguas ciudades de noticias inversas
 
Ahora llega el otoño y el pecho de la tierra
se enfría como lágrima caída
Es otoño y amor amarillea
y el viento se despierta desengañado en las mañanas
Ahora es otoño con sus luces oblicuas
rasgando las arrugas y el surco sin semilla
soslayando como barcos esquivos
las bahías devastadas y exangües de las sienes
 


Muertos

Si nos dejaseis un momento solos
oh muertos muertos muertos
Si os quedaseis siquiera
fuera del agua fuera
de ese rayo de sol en donde danza el polvo
fuera de la hoja verde
fuera del aire que entra en mis pulmones
 
Si os quedaseis prendidos a la tierra esperando
Pero no lo habéis invadido ya todo
la sal el pan la fruta
y el rocío y el césped
 
Después entrasteis
-huéspedes sin color- en el recuerdo
Y nos pusisteis sombra en la mirada
y poblasteis el puente del beso entre los labios
y pudristeis los sueños
 
Si nos dejaseis un momento solos
 

El polvo enamorado
- I -
...Aquí estuve. Aquí estoy. Fue un tiempo del cual jamás
hubo memoria,
-porque la tuya con la mía son una-
Pero yo sé que estuve, y mi estatura
ahora es perímetro de huertos
Yo estuve y sé que estoy. Yo bato el inaudible tambor
de un antiguo latido
en el ladrillo del patio, en la corteza del árbol
cejijunto,
en la gotera ciega como el beso;
en la danza del polvo
que en la raya del sol sonámbulo enloquece.
 
Yo estuve y yo regreso. Por siempre enamorado
como el viento de lengua lastimada
aprendo nuevamente el dócil canto de la primera cigarra,
el crepitar de la minúscula tijera de la hormiga
o debajo la lengua del más tibio cordero
suscito la voz blanda de la primera súplica.
Yo estoy y sé que estuve. Yo inauguro
hoy el canto olvidado en la reseca gárgola,
y en tus labios el pozo de tu primer olvido.

 - II -

Hoy lo aprendí. Vivir es olvidarlo todo,
y morir aceptar que todos nos olviden,
para que nadie muerda con angustia los frutos
ni se desmaye de dolor al ver volar un pájaro.
Recordar es dejar colarse en nuestro pecho la mano
que reclama
el préstamo primero,
y el que recuerda ya no puede
soñar que bebe toda el agua que su sed necesita;
ya no puede tener su muerte pequeña por entero.
  
- III -

Inmemorial jornada donde los soles funden su río
interminable,
donde los ríos cuelgan sus aortas como efímeros cometas,
y los árboles siempre prisioneros
dan vuelta a tierra y cielo, al otro lado azul de todo
viaje.
Inmemorial periplo donde aurora y ocaso sangran un solo
parto
y la arena murmura al final su miseria pequeña
con la lengua infinita de la espiga.
...Jornada
madurándose en rayos como la nube, abriéndose
cual la granada de oro de las noches.
 
...Inmemorial vigilia.
 
 - IV -

Donde pones tu pie, yo estuve, estoy. Te apoyas en mi
pecho
y te sostengo.
Me alzas en tus manos al cortar el primer crisantemo,
cuando tus sienes mojas yo te lavo para tu diaria
muerte.
Mis dedos abren en tus manos las puertas y saben el
número exacto de tus pasos;
mis pies suben a veces por tu espalda el tobogán del
calofrío.
Duermo la siesta sobre las colinas
cobardes de tus rótulas
y en la feral quebrada de tus ingles acecha mi
desvelo,
  
- V -

Arriba. Arriba. El sueño era un engaño,
la hamaca un espejismo
y el descanso una estafa. Levántate, camina, porque son
muchas
las jornadas,
y viático tramposo el puñado de tierra que bridaron a
tu hambre.
 
Levántate e ingresa en el coro sin noche y sin descanso,
y pide a Dios por un trébol de cuatro hojas, una semilla
curativa:
por una sombra acogedora,
y hasta por una piedra que refugie a un gusano
o sueñe en el montón que atesoran los muertos.
Pide por una lluvia benéfica, un racimo
a punto madurado, un trago fresco.
  
- VI -

(¿Pero te son acaso consultados tus deseos?...
¿Alguien escribe con letras de piedad tu memorial de
súplicas?...
¿Pidieras tú en lugar de la violeta el cacto,
el puñal mejor que el cáliz,
en vez del agua fresca el sorbo de veneno?)
  
- VII -

Tal vez pidan por ti la flecha, el ala, la hélice.
Acaso la corteza de taciturna máscara.
Tal vez la mariposa funámbula del aire.
Tal vez te espere el mar, la vela, el témpano;
aleta aguda, anémona quemante,
fluorescente medusa, barroca caracola,
laberinto moreno de las algas,
flanco vertiginoso de torpedo asesino.
Ay, todo menos eso: seguir siendo
polvo, por siempre preso, en la trampa mineral
implacable.
Cadena. Exilio. Cárcel. Extrañación. Castigo.
  
- VIII -

Levántate. Camina. Y no te quejes.
Tú que hablaste de amor. Porque el amor es esto:
un descanso imposible, un más allá en perpetuo reto,
un viaje nuevo
tras de cada jornada insuficiente
(¿Qué vida nuestra vida, si todo lo engendrase todo,
menos
el hambre de otras vidas?)
Levántate. Camina. Porque esto es el amor que te secaba
las carnes como seca el sol los herbazales en enero.
Esto el amor. Seguir tu forma inacabada,
sonámbula por todos los corredores de la muerte
 
 - IX -

Entre tanto, levántate. Camina.
No llores el amor que estuvo en tus mejillas claras, que
corrió por los mapas celestes de tu sangre,
porque ese amor te citará al regreso.
Él ha de levantar tu polvo de noche entre los muertos
-hijo de nuestra oscura llamarada-
para darle otra vez una sed del tamaño del cielo.
(Ojos de uva al mediodía,
manos como estrellas abiertas a tientas en lo oscuro,
pasos midiendo bosques de olvidadizas hojas).
Levántate. Camina. Mundo de encendidas abejas, tu pulso
perdió voz y mirada. Es sólo amor, tan sólo
amor. Amor tan sólo.
 
 - X -

Mira bien el otoño manojo de rotos tulipanes
matadero de soles. Porque en él volverán a quemarse como
polillas tus deseos.
Mira bien los plantíos, donde septiembre alza verdes
vapores
tiernos;
porque ellos levantarán el índice de tus tapiados pasos.
Y no llores en demasía la tarde que se te va cargada de
preguntas,
como fruto de fuego con la vedada almendra;
porque hasta la última de ellas te será contestada
y aunque tú no lo quieras ha de llenar un día
el largo y ancho de tu muerte
la verdad que ha de darte su nombre de una vez para
siempre.
  
- XI -

Otro sorbo de amor. Y la nostalgia crece,
la nostalgia que anuncia la claridad lejana.
Ah. Cómo cuesta, polvo,
dejar este amor duro, esta hambre de los huesos,
esta sed de cintura,
y cambiarlos un día
por la paz sin dolor, sin angustia, sin sueños, sin
recuerdo.
 
 
Follaje y tiempo

Pelando la palabra
Pelando la palabra esperanza le encontré pulpa de
manzana
y carozo de piedra.
 
Pelando la palabra amor le hallé piel de durazno
y carne de ceniza.
 
Pelando la palabra verdad, llenó mis manos
y al llegar a mi boca, no existía.
 


En el país en donde el tiempo...

...En el país en donde el tiempo vuelve a casa
los domingos
yo tuve los ojos en la nuca
manos en todo el cuerpo,
brotes en vez de dedos, en los pies;
mis oídos oían sólo la música que les gustaba
y podía recitar mis poemas al revés.
 
¡Oh el país en el que el tiempo vuelve a casa
como un niño
que ha olvidado un juguete en un rincón
y te abre como al descuido una ventana
por donde se ve el otro camino,
allí por donde
cabalga tu otro corazón...!
 
...En el país en donde el tiempo vuelve a casa
yo te mandé una carta diciéndote que no.
 
 
Follaje del tiempo
(1965-1979)
 
El puente

Estoy de pie en el puente.
Bajo mis pies el río
oscuro y lento como el plomo
ya se convierte en lápida
de su propio camino.
Estoy de pie en el puente. Veo las dos orillas
como el jinete con el pie en el estribo
ve las dos puntas de su ruta
las dos alas del tiempo
que le desangran el costado.
Como el viajero cuya partida está dispuesta
aún se encuentra allí y está en su casa
pero él tampoco pertenece adonde está.
Ya sus pupilas
las dividen paisajes idénticos y opuestos por el
vértice.
El uno
es la selva de piedra que estrangula la llama.
El otro el gris diseño
que ha dejado a su paso en la ceniza
el mordisco del fuego.
 

Manchas en la pared

Abierta la cancela sobre el viejo vestíbulo harapiento
hoy entro en la morada que fue mía
que acaso ya no existe
pero está erguida en la memoria cara al cielo
del Sur alza su mole de cal envejecida
contra la roca oscura
igual que un caballero regresando a su vacío castillo
se apoya en su caballo fabuloso
 
Recorro los tardíos aposentos
en cuyo cielorraso hallaba moldes
la fantasía del niño abandonado
y su periplo de imposibles
Y recobran perfiles y color los zócalos hundidos
donde el frío
de los años rezuma huero y soso su delirio nocturno
Ah el reencuentro
con el Ogro y el Gato que no están en los cuentos
la peligrosa selva la nube milagrosa el puente sin
barandas del iris
el gran pez de Jonás el río de oro
y el perro abandonado más fiel que nunca lo fuera el
nuestro
y el monstruo que cambia de rostro mientras lo estás
mirando
Mundo donde yacieron los fetos de todos tus futuros
porque en el lodo estaba ya todo medido
moldeado rotulado.
La esperanza es un fardo de harapos desechados
de galas que se hicieron viejas en los armarios sin
usarlas
pero que durarán más que tú Ese cachorro
suave que aún te lame las manos
hace rato está muerto ha legado su gemido a una rama
Y el pájaro que cruza burlón frente a tu reja
es un nido vacío en el bosque de esqueletos
negros de tus inviernos
 
Recorre nuevamente esta que fue en verdad tu única casa
ahora que ya nada en ella existe que te perteneciera
aunque nada hay en ella que no haya sido tuyo
ahora que más que nunca es tuyo lo soñado
porque definitivamente se bautizó imposible
Todo ha sido una vez tu frontera tu reto tu hora cero
Ya no hay límite ahora que todo cuanto pudo
ser ya no ha sido
Puedes colgar del viejo zócalo manchado
todas tus máscaras podrías.
 


Volver a verte

...Se fue de mí hace mucho tiempo
ya tanto
que su rostro casi ya no me sirve para reconocerle
Pero hoy le he vuelto a ver.
Donde tantos lo miran tan solo yo lo he visto.
Él no lo sabe
tal vez pero ha crecido
Le separan de mí su pecho y su cabeza
y recorrer esa distancia
-desde mis ojos hasta sus ojos altos
tan altos que parecen ventanas sin paisaje-
me fatiga
...Late
mi sangre como perro abandonado
en el fondo de un pozo seco Pero
hay en sus párpados ese temblor de lluvia
sin agua de los álamos
y su lengua es arena en la que nada brota
 
 
El viaje

No sé dónde tomé este tren
El coche está cerrado
y el único paisaje
es la sombra que corre con el tren
Me acompañan un viejo que lo ha olvidado todo
y un niño que no sabe donde va ni con quién
Tan sólo sé que este tren tiene
una sola estación un solo andén
y cuando haya llegado sea ello donde fuere
no sé dónde estaré

 

Llorar en sueños

Llorar en sueños
Sentir correr de nuevo
como agua boba entre las piedras rotas
ese raudal que en la vigilia se creyó agotado
Llanto espejismo Llanto
transparente
qué fácilmente qué cruelmente corre
como si en él interminable se vertiera
el ignorado resto del llanto que quedó sin llorar
cuando despiert
porque la vida ordena
encerrar a los locos en su celda
y esconder en el sótano
los retratos
que estorban
 


Paisaje sin salida

A paisajes que nunca he conocido
los paisajes sin dueño de las fotografías
olvidadas
llegué como se nace
sin saberlo
Nadie me trajo aquí y adónde voy ignoro
Pero mi pie camina seguro y necesario
No sé de qué huyo ni adonde
se encuentra mi refugio
Sólo el paisaje que ante mí nace a medida
que mi camino lo precisa
como la voz cuando precisa el grito
Se construye delante
de mí ya fácil ya enemigo
siempre el paisaje neutro
sin color ni rumor sin luz y sin hondura
como paisaje en polvo diseñado
Un paisaje que nace crece y muere como la hora
sin voz y sin mirada
pero capaz de devorarme
de enterrarme en vida
porque sé bien que este paisaje no tiene
una salida
ni aún la puerta falsa que abriera
un despertar
 
  
Poesías
Josefina Plá

 


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